Por: Dionicio Mantilla León
¿Llorar? ¿Por qué llorar? ¿Incomprensible, no? Pero cierto y… justo. Porque también se puede llorar de alegría. Y eso es lo que hicieron el arquero peruano, Carlos Cáceda y Aldo Corzo, luego del triunfo de la escuadra peruana ante la ecuatoriana en el frío e incómodo gramado de Quito la tarde del martes 05 de este mes. Un llanto compartido por todo el equipo de la blanquiroja, compartido por los 31 millones de peruanos que ansiábamos de este bálsamo vital para seguir avanzando por el complicado camino de la construcción del desarrollo del país.
2 a 1 fue el scorer. Un resultado construido con la habilidad de Edinson Flores y Paolo Hurtado. Suficiente para demostrar la superioridad y garra de un equipo joven capitaneado por un referente y mago del balón como Paolo Guerrero y seguido de Cristian Cueva y con un respetado estratega del fútbol, Ricardo Gareca, que ha ido dando forma a un joven manojo de promesas del fútbol peruano contemporáneo en donde todos son titulares y todos están imbuidos de aquel secreto para salir adelante y triunfar: el amor a la patria.
En medio de este cotidiano tráfago teñido de huelgas, delincuencia, crímenes, chantajes políticos, autoritarismos y los estigmas de la corrupción; abrumados como estamos con los golpes arteros de las huestes terroristas, de las debilidades y torpezas gubernamentales y de las heridas que nos han dejado los desastres naturales necesitábamos con urgencia de un analgésico que reconforte y alivie los dolores de esta pesada cruz. Y ese fue el triunfo de la selección peruana frente a su similar del vecino país del Ecuador.
Un triunfo que se junta a otros más pues, con este, son cuatro los conseguidos consecutivamente, hasta ahora: Paraguay, Uruguay, Bolivia y Ecuador. Y, poco a poco, vamos saliendo del hoyo del opacamiento y el descrédito deportivo internacional. Poco a poco, el Perú va ganando, con esfuerzo y pundonor, un espacio en el complicado y selecto escenario del deporte rey de Latinoamérica junto a los colosos de Brasil, Argentina y Uruguay.
Se triunfó en Ecuador, pero faltan aún dos vallas más por superar: Argentina y Colombia. Confiamos que, insuflados del mismo espíritu de amor a la camiseta blanquiroja, nuestros jóvenes sabrán conseguir sendos triunfos y con ello, lograr el pasaporte al mundial de Rusia 2, 018. Es el anhelo de los 31 millones de peruanos hambrientos de victorias. El anhelo de millones de peruanos que queremos seguir soñando despiertos. El anhelo de los peruanos que queremos ver dibujarse en el gramado de cualquier escenario del mundo la magia de un juego juvenil travieso, artístico, pendenciero de un “orejas” Edinson Flores; de un “Aladino”, Cristian Cuevas; de un depredador”, Paolo Guerrero; de un “caballito” Paolo hurtado; de un “foquita”, Jefferson Farfán, y de muchos, muchos más.
Nuestra Patria tiene que ser cada día más grande y crecer en todo lo bueno. Que el resto del mundo nos oiga y nos vea. Que nos respete y admire. Que sepan que existimos. Que somos buenos en muchas cosas. Que no sólo somos dueños de una historia y una cultura expectantes. Que no sólo somos dueños de riquezas naturales envidiables o de una gastronomía exquisita. No, demostremos que nuestra juventud brilla con luz propia también en el deporte. Allí está para demostrarlo sólo dos botones nuestra Gladis Tejeda y nuestra Linda Lecca y muchos, muchos más.
Hoy, saludamos el triunfo de nuestra selección. Y, como el día saluda a la luz de la esperanza que nos trae un nuevo Sol, como el amanecer despide a las tinieblas del fracaso de la noche o como un alegre liclic huamachuquino despide el vaticinio de los tucos malagüeros, nos ponemos de pie para decir gracias a nuestros jóvenes referentes del fútbol nacional haciendo votos para que nuestra juventud siga el ejemplo y nos regalen nuevas hazañas, nuevas victorias, no sólo en el deporte sino en todas las actividades de la vida nacional. Que nuestros corazones palpiten al unísono del grande amor que le tenemos a la patria peruana. ¡¡¡¡Arriba Perú.!!!!!!!!!!