Por: Dionicio Mantilla León
“Avanzada la noche ingresé a mi madre por emergencia para luego pasar a la Unidad de Cuidados Intensivos (U.C.I.); sin embargo, la médico de turno de trauma shock me pidió el D. N. I, físico de mi madre. Al decirle que no lo tenía me dijo: “Mira, tengo una solución al tema de la identidad de tu madre, me firmas un pagaré y ahorita la derivo a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) ”. Yo rechacé semejante propuesta indicándole que mi madre era afiliada y por lo tanto ante la falta de D.N.I. físico podía constatar su afiliación a ESSALUD por línea virtual. No me hicieron caso. Ante mi insistencia me atendieron, pero, tardíamente. Mi madre murió”.
Es la voz de dolor y reclamo contra la torpeza y negligencia de una médico del Hospital, Edgardo Rebaglatti, de Lima hecha por la ex Congresista y ex Premier del gobierno anterior, Ana Jara Velázquez. Su madre, aquejada de una enfermedad de pronóstico reservado, murió por la falta de un mínimo de vocación y mística de un profesional médico cuya misión es evitar la muerte de sus pacientes.
¿Fue un error sólo del personal médico administrativo y no de un médico real, como dicen los dirigentes del Cuerpo Médico de dicho nosocomio? ¿Es sólo un caso aislado como dice el Ministro de Trabajo, Alfonso Grados?
Lo cierto es que la desgracia acontecida a la ex Congresista Ana Jara tiene el mérito de colocar en agenda, nuevamente, la aguda problemática del servicio que brinda ESSALUD a los once millones de trabajadores estatales de nuestro país. Un servicio que pese a su trascendencia para recuperar la salud se ha convertido en una auténtica pesadilla. Una pesadilla que llega a un nivel insoportable y demanda la toma de decisiones reales toda vez que su base financiera proviene del sueldo de los trabajadores y constituye un derecho humano amparado por nuestra Constitución Política y la legislación mundial.
Como conocemos, los galenos que postulan su ingreso a ESSALUD pasan por una rigurosa evaluación y por ello perciben una remuneración superior a los médicos que laboran en el Ministerio de Salud (MINSA). De esto se deduce que la calidad profesional del personal de la seguridad social debe ser de lo mejor, por ende, no cabe la menor duda que todos los nosocomios de ESSALUD del país deben brindar un eficiente servicio. Una deducción discutible pues existen algunos casos de galenos que incurren en negligencia por el excesivo número de pacientes o las deficiencias de equipamiento y medicamentos.
El problema se concentra en el Hospital Lazarte, en Trujillo, en donde los equipos de examen médico son inservibles, no hay reactivos ni medicamentos e, incluso, no existe el suficiente número de camas de hospitalización usándose los pasadizos de Emergencia con los riesgos que eso entraña. El servicio de consultorios externos, se agrava cuando hay cambio de programación siendo difícil conseguir cita, teniendo que rogar por un adicional o esperar varios meses. Una feliz excepción, lo constituyen los nosocomios de ESSALUD el Hospital de Alta Complejidad “Virgen de la Puerta” del distrito de La Esperanza.
Hace un tiempo, ESSALUD de Lima ofreció elevar a Policlínico el Centro de Atención Primaria de ESSALUD de Huamachuco y, con ello, mejorar su infraestructura, equipamiento y dotación de especialidades médicas; sin embargo, esto no se ha cumplido hasta ahora. Es oportuno señalar que la creación del Centro Médico de ESSALUD de Huamachuco se hizo realidad en mérito a la gestión del Prof. Dionicio Mantilla León, (Presidente de un Comité de Asegurados), como un modesto aporte a la salud de más de 20,000 trabajadores asegurados de la Provincia. Sería importante que la Municipalidad Provincial, que representa Arturo Rebaza López, cumpla con su oferta de donar el terreno para la concreción de esta importante obra.
Finalmente, considero que ESSALUD urge de una reingeniería a nivel nacional orientada a su eficiencia, pero urge, también, se haga efectivo el pago de la millonaria deuda que el Estado y las empresas privadas le tienen desde hace muchos años, sólo así se podrá garantizar un óptimo servicio y casos como el de la madre de la ex congresista Ana Jara no se repetirán.