Especialista de Senamhi, Iván Veneros, señaló que investigaciones determinaron que desde 1965 la temperatura máxima disminuyó mientras que la mínima aumentó.
La temperatura máxima en Trujillo ha disminuido en 1.5 grados centígrados mientras que en la mínima hubo un incremento de un 1 grado, es decir que es menos fría, en el periodo de 1965 hasta la fecha.
Esta información la proporcionó Iván Veneros Terán, especialistas del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología del Perú (Senamhi), al dar cuenta que esta institución tiene en marcha una investigación sobre la variación de la temperatura con el objetivo de evaluar, en diferentes localidades de la región, la magnitud de la variación climática desde 1965 hasta el 2017.
“En términos prácticos, estos indicadores significan que hay una reducción de la oscila térmica que consiste en la diferencia que existe entre la temperatura máxima y la mínima. Este resultado hay que tomarlo con cautela porque se necesitan profundizar los estudios para analizar las causas y los efectos que podría desencadenar”, acotó.
Esto revela que las futuras lluvias serán más intensas y con mayor frecuencia, como se está viendo desde 1990 en los meses de enero, febrero y marzo.
Detalló que las lluvias de marzo último tuvieron un incremento de mil 400 por ciento, teniendo en cuenta que las precipitaciones normales que deben caer en este mes son de 4,8 milímetros o litros por metro cuadrado, pero lo que cayó fue de 76 litros por metro cuadrado (14 0 15 veces más). Una situación parecida se registró en febrero al superar el 200 por ciento.
Comparativamente, en marzo de 1998 se tuvo un acumulado mayor que el 2017, sin embargo los efectos fueron más devastadores porque aumentó la vulnerabilidad de la sociedad, ya que al aumentar la población ocupó zonas críticas o peligrosas (quebradas secas que se llenan de agua con las lluvias).
En este sentido, recordó que estos fenómenos se volverán a repetir, por eso es necesario que las autoridades y la población entiendan que somos un país vulnerable a los fenómenos naturales, lo cual exige generar una planificación urbana y rural con un ordenamiento territorial a fin de evitar la ocupación de las quebradas.
Lamentó que a consecuencia de esta vulnerabilidad, los más afectados son los pobres porque debido a su condición compran terrenos en esos lugares que cuestan menos con inversiones de casi toda su vida sin pensar que en unos años se va a destruir.
De otro lado, Veneros Terán, señaló que el Senamhi tiene estaciones de monitoreo del clima en varias localidades de la región, pero es necesario instalar otras con la finalidad de contar con información más detallada.(la industria)