El pasado 5 de junio la Humanidad recordó el Día Mundial del Medio Ambiente, efemérides instaurado por la Organización de las Naciones Unidas para reflexionar sobre la urgente necesidad que tenemos de velar por el cuidado de nuestro inmenso hogar, el planeta Tierra. Nunca como hoy urge que los seres humanos meditemos en el compromiso y los retos que debemos de asumir para proteger y conservar nuestro planeta si es que realmente queremos evitar se produzca el final de los tiempos, el armagedón, el apocalipsis del que nos habla la palabra de Dios, La Biblia.
Y el tema no pasa por asumir una actitud pasiva, fatalista y conformista que la mayoría de grupos religiosos asumen esperando que los hechos se sucedan sin hacer algo por evitarlo. Sino, en primer lugar, hacer una toma de conciencia de la dramática situación por la que estamos atravesando para luego asumir el compromiso de plantearnos los retos que las circunstancias nos exigen con el propósito de disminuir los embates destructivos de las fuerzas de la naturaleza y con ello el arribo del mentado Armagedón..
Todos conocemos que nuestro planeta posee un escudo natural atmosférico, que es la capa de ozono la que nos protege de los efectos letales de los rayos ultravioletas del Sol. Esta capa, se encuentra constituida por una forma de oxígeno, que actúa como absorbente de algunos de los rayos ultravioletas que brindan calor a la Tierra. Al deteriorarse dicha capa ya no puede absorber la misma cantidad de rayos ultravioletas dejando pasar mayor cantidad de calor produciendo lo que se llama “calentamiento global” o “efecto invernadero”.
Los efectos contaminantes de la capa de ozono provienen de una serie de gases letales como el dióxido de carbono, monóxido de carbono, nitrógeno, etc. , producidos con los incendios, las industrias, centrales eléctricas, automotores, tabaco, producto de limpieza, dando lugar también a la niebla tóxica y la lluvia ácida. Así como los gases procedentes de los volcanes. Empero, lo que hoy causa el pánico mundial es el incremento de las pruebas nucleares producidas por las grandes potencias, sobre todo, EE.UU. Rusia, China y, últimamente, Corea del Norte, pruebas realizadas con armas mortíferas que expelen enormes cantidades de gases.
A nivel de nuestra realidad la labor destructiva a gran escala se viene produciendo en la zona de Tambopata, en la región de Madre de Dios, en donde la minería informal viene destruyendo miles de hectáreas de bosques vírgenes y con ello la flora y la fauna de dicho lugar, asimismo, en la Amazonía, con la tala de bosques. Y, en nuestra región, la mayor contaminación proviene de los relaves mineros.
Nuestra preocupación aumenta cuando nos enteramos que el 40% de nuestros nevados se han derretido entre ellos el Huaylillas, y que las lluvias en nuestra Amazonía han disminuido en un nivel del 70%. Y que mejor prueba del calentamiento global que el incremento excesivo de la temperatura acontecida hace poco en nuestras costas llegando al nivel de 34*, en Piura y 31 *, en Trujillo fenómeno al que luego le sucedió los aluviones y huaycos que han mantenido en zozobra al país por las cuantiosas pérdidas acontecidas incluida muertes de personas. Un fenómeno del Niño Costero del que tenemos que reponer a través de la concreción de la rehabilitación y la reconstrucción liderada por el gobierno nacional.
Todo esto nos lleva a preguntarnos ¿Qué debemos hacer para disminuir estas catástrofes? La responsabilidad es de nuestras autoridades que deben llevar adelante la reconstrucción con proyectos de previsión, proyectos de forestación y reforestación en las zonas alto andinas en las cuencas y en el nacimiento de ríos. Los gobiernos locales creando parques y jardines en sus urbes, en el sector Educación promoviendo la instalación obligatoria de bíohuertos en todos los centros Educativos del país tarea que el suscrito impulsó en nuestra provincia durante varios años cuando ocupara la jefatura del programa de Educación Ecológica y Agropecuaria en la USE Sánchez Carrión labor reconocida por PRONAMACCSH y la Municipalidad huamachuquina con Resolución, medalla y diploma de honor. Otros responsables son los medios de comunicación masiva los que deben crear programas de educación ecológica.