sábado, 23 de julio de 2016

Inseguridades del Seguro



Por:César Lévano

Leí ayer unas declaraciones de la doctora Virginia Baffigo, presidenta ejecutiva de EsSalud, en las que exaltaba los avances de la institución y “la cruzada por la humanización de los servicios”. Me asombré, porque en estos momentos sufro la desatención del Seguro.

Contaré lo que me acaba de ocurrir. El 7 de julio se me agravó el resfrío que sufría y me sobrevino una dolencia estomacal. Soporté lo más que pude.

A solas, pues vivo solo. El sábado 9, llamé a un amigo para contarle mi mal. Tuvo él la buena ocurrencia de llamar al Programa de Asistencia Domiciliara (PADOMI). Le dijeron que ya estaba programada la visita de un médico. Por si acaso, mi amigo consultó luego por teléfono con un especialista por él conocido.

Pasé cuatro días sin comer y con fuertes señales de resfrío. Padecí fuertes accesos de tos. Del PADOMI nada supe. Hago constar que la última visita médica que tuve había sido el 16 de mayo.

Indignado por la indiferencia del Seguro, mi amigo fue a la sede del PADOMI. Ahí le explicaron que el médico se había dirigido a mi casa, pero no encontraron a nadie. ¡Yo estaba allí, maltrecho pero vivo!

Cierto es que tengo problemas de movilidad, pero en casa contigua a la mía viven familiares listos para abrir mi puerta de calle.

Algo más, si en efecto nadie hubiera en mi vivienda, ¿es ese motivo para olvidarse del asegurado? ¿Acaso no están registrados mi teléfono fijo y mi celular?

La doctora Baffigo se jacta de los contratos con empresas y clínicas privadas, “que hoy atienden a más de 600 mil asegurados de EsSalud”. Buen negocio en la ruta neoliberal privatizadora que inauguró Luis Castañeda.

Agrega la presidenta del Seguro que este aparenta tener muchos trabajadores, pero que en realidad tiene menos que cualquier otro seguro social de la región. Ella debiera saber que el Seguro ha sido, desde su comienzo, un seguro de empleo para apristas desocupados.

No se puede olvidar que cuando Alan García asumió la presidencia de la República, en el 2006, el seguro tenía 25 mil empleados; cuando salió, en el 2011, había más de 50 mil. En ese lapso, 9.860 entraron en planilla. La doctora Baffigo ha añadido, a diciembre del 2015, 8.529.

Expongo estos hechos debido a que temo que lo sucedido conmigo esté ocurriendo a miles de asegurados, en particular veteranos. Soy un asegurado que ha vivido buen trecho de la historia del Seguro. No en vano resulto el aportante más antiguo. Pago mi mes desde julio de 1956 –¡60 años!– y sigo pagando mi contribución como trabajador.

No reclamo ningún privilegio personal. Simplemente, asumo con mi queja y mi protesta el descontento de muchos. Creo que es el momento, puesto que la doctora Baffigo se va en estos días de la institución.(diariouno)