Foto: Beto Mendoza
Escribe: Dionicio Mantilla León
Y por fin el gigante madero de 42 ms. de longitud cayó pesadamente al pedregoso suelo provocando un estrepitoso ruido repetido por el escondido eco del bosque, allá en las oquedades de la comunidad de Urpay a aproximadamente 20 minutos de la ciudad de Huamachuco. Parecía el legendario Gulliver de los cuentos infantiles capturado por los enanos liliputienses. Enanos, afanosos en abatirlo para luego proceder a trasladarlo hacia otro lugar.
Era la mañana del día de Pascua de este año y ya los candentes rayos solares pugnaban por entrar entre las ramas del frondoso bosque para fisgonear lo que hacían no los enanos del cuento infantil sino cientos de campesinos integrantes de las huarangas huamachuquinas que ese día habían arribado de cercanos pueblos a talar el erecto madero necesario para cumplir con una milenaria ceremonia: La parada del gallardete.
Luego de permanecer tres meses en descanso en el sector de la Casa de Tejas, (Camino a Urpay), tiempo necesario para el secado, el gigantesco madero fue trasladado por cientos de campesinos devotos provenientes de las comunidades de la parte baja (Urinjaya) y de la Parte Alta (Ananjaya) al mando de sus respectivos comisarios. Trasladar un madero que pesa varias toneladas no es tarea fácil ni sencilla, demanda un gran esfuerzo y sacrificio que los campesinos católicos huamachuquinos lo realizan año a año como parte de la devoción que tienen a su santa patrona, la Virgen de Alta Gracia; pero, sobre todo, por el compromiso de siglos de llevar a cabo el ritual sagrado de fecundación de la pacha mama para motivar con ello su generosidad con la entrega de abundantes cosechas necesarias para la subsistencia diaria durante todo el año.
Es la madrugada del 29 de julio y ya miles de campesinos se agrupan para proceder al traslado del gigante desde la Casa de Tejas hacia la extensa y remozada Plaza de Armas. Ha terminado su dormir de meses y ahora le toca desempeñar su tradicional rol de presidir la festividad patronal y servir de símbolo de fecundidad para ello debe protagonizar un ceremonial que se repiten siglos.
Un ceremonial que se realiza en una explanada ubicada en el lado sur de la plaza de armas. Miles de hercúleos yanasitos unen esfuerzos para levantar el orgulloso madero que pesadamente se inclina a un lado y otro provocando la angustia y desesperación de los miles de espectadores que no se pierden esta mágica escenificación. Así, entre jaloneos de reatas y maromas y bamboleos de tijerales van introduciendo el pesado madero en el profundo hoyo terrenal. Así, en el conjugar el sudor de los esforzados “republicanos” de las “huarangas” que se nutren de vigor con la “pluma del loro” y los sabrosos sorbos del “vino del inca” van logrando su objetivo: Izar el madero del gallardete y, con ello, fecundar la madre tierra, la “pachamama” antigua.
Como un mítico semental victorioso ya el madero se yergue airoso orlado de un gallardete rojiblanco de seda con el cual acaricia el esplendoroso cielo teñido de turquesa para luego iniciar un jacarandoso baile saludando a los miles de espectadores que jubilosos aplauden al unísono mientras sus cargadores van secando su copioso sudor. Baile acompañado de los hermosos sones arrancados de la caja y la flauta por entusiastas “chirocos” y los estruendosos cuetes que van dibujando en el firmamento blancas líneas curvas que terminan en rutilante llamarada. No por algo la parada del gallardete ha sido declarada como patrimonio cultural de la nación.
Hoy, el gigante de madera símbolo de la fecundidad, de la historia y la religiosidad de nuestro pueblo se luce airoso en la hermosa y extensa plaza de armas de nuestra ciudad y presidirá, del 29 de julio hasta el 30 de agosto, los festejos por los 463 años de fundación hispana y, la feligresía católica, rendirá fervoroso homenaje a la Virgen de “Alta Gracia”.
¡¡¡¡¡¡Nuestro saludo al pueblo de Huamachuco!!! ¡¡¡¡Felices fiestas patronales!!!!