Santa Rosa de Lima fue la primera santa reconocida en todo América, a la que festejamos todos los 30 de agosto desde 1967 por los numerosos milagros que se le han atribuido y que le han valido miles de fervientes devotos no solo en el Perú, sino en todo América y Filipinas. Pero, ¿Quién fue esta milagrosa que es capaz de congregar a miles de devotos? A continuación una breve reseña.
Isabel Flores de Oliva nació el 30 de abril de 1586 en el seno de una familia humilde. Desde su infancia su madre notó su bello y sonrosado rostro por lo cual empezó a llamarla Rosa. Desde pequeña se involucro intimamente con la causa de Dios, ayudando al prójimo, siendo comprensiva, socorriendo a los enfermos e incluso sometiéndose a duras penitencias como vivir aislada en una pequeña hermita, no beber ni probar alimento por tiempos prolongados y dormir en duras tablas, mortificaciones que la llevan a comprender el verdadero sentido del espíritu.
Sus últimos años de vida los vivió sumida en un ambiente de oración constante, con la mente más en el cielo que en la tierra. Su oración, sacrificios y penitencias conseguían numerosas conversiones de pecadores, y aumento de fervor en muchos religiosos y sacerdotes. En la ciudad de Lima había ya una convicción general de que esta muchacha era una verdadera santa. Fue el 24 de agosto de 1617 que esta Rosa Milagrosa se apagó, a los 31 años de edad, con numerosas comunidades y autoridades demostrándole su gran veneración.
Su cuerpo se venera en la Basílica dominicana de Santo Domingo en Lima. Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671, siendo la primera Santa de todo Latinoamérica. Desde ese año miles de devotos, que año tras año siguen aumentando en número, la veneran como patrona de toda América Meridional y Filipinas.