"Prostibar" en zona minera de Tambopata: 4,000 jóvenes son explotadas sexualmente en estos antros
Stéfany Santos, de 18 años, contó a las autoridades su drama que es el de cientos de jovenes que aún son forzadas a ser damas de compañía en pueblos mineros escondidos en medio de la selva de Madre de Dios.
María Elena Hidalgo
I
RECLUTAMIENTO
A las ocho de la mañana del siete de enero de este año me dirigí a la plaza Santo Domingo, en la ciudad de Huánuco, donde vivo, para buscar trabajo. En ese lugar hay un quiosco de periódicos donde se pegan avisos que ofrecen empleo. Yo necesitaba un trabajo. Revisaba las propuestas cuando un hombre me vio interesada y se acercó para decirme que él había pegado los anuncios. "Yo te puedo conseguir un trabajo, pero como mesera en el Cusco. Te puedo pagar 1,000 soles mensuales, aparte de la alimentación y el hospedaje. Y si necesitas ahora el dinero, te puedo dar el adelanto de la primera mensualidad. ¿Qué dices?". Para darme confianza, me dijo que era amigo de mis hermanos Efraín y Luciano. Como me interesó mucho, acepté su propuesta. Me dijo que se llamaba Claver Ramírez Céspedes y para confirmarlo me entregó su DNI. Luego me pidió mi DNI y me dijo que me esperara porque me iba a presentar a la dueña del negocio donde trabajaría como mesera. Al poco tiempo, Claver se apareció con Clara Quispe Quispe. Ella confirmó el ofrecimiento de Claver. Es más, ella me dijo que pagaba el pasaje hasta Cusco. Yo acepté sin presagiar lo que pasaría.
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Stéfany Santos Ureta, la joven huanuqueña de 18 años, captada por Claver Ramírez Céspedes, no sabía quién era Clara Quispe Quispe. La policía también desconocía de quién se trataba.
Desde la mañana del siete de enero que salió de su casa en busca de un empleo, la familia de Stéfany no supo nada de ella. Más de una semana después, el 17 de enero, sus hermanas Janet y Lourdes recibieron un mensaje de Stéfany por messenger. Les pedía que le depositaran a nombre de un tal Joel Ardiles Marmanillo la suma de 250 soles. Stéfany les dijo que con ese dinero él la ayudaría a librarse.
Al día siguiente, Valeria Santos, la hermana mayor de Stéfany, denunció la desaparición ante la policía. La División de Investigación contra la Trata de Personas y el Tráfico Ilícito de Migrantes (Divintrap) asumió el caso. Los agentes sospechaban que se trataba de un secuestro para fines de prostitución.
II
LA REINA DEL DELTA
El mismo siete de enero la señora Clara Quispe me embarcó a Lima. Al llegar a la capital me dirigí a un hospedaje en la avenida 28 de julio, en La Victoria, donde había otras cuatro chicas que como a mí, Clara Quispe las había enviado a Lima desde Huánuco. Poco después apareció Clara Quispe en el hospedaje y nos embarcó a las cinco en bus de la empresa "Cial" con destino al Cusco, donde llegamos el 10 de enero. En Cusco, Clara Quispe nos presentó a una mujer llamada "Maribel" que estaba a cargo de otras ocho chicas. Sumamos entonces 13 mujeres. Ahí me di cuenta que todas veníamos de Huánuco. En el Cusco, las chicas que llegaron antes que nuestro grupo nos confiaron que el destino final era Puerto Maldonado y que trabajaríamos como meseras en un restaurante de un pueblo conocido como Delta 1 (ubicado a seis horas al sur de Puerto Maldonado). Y así fue. "Maribel" nos dijo que el trabajo no era en Cusco y nos llevó a Puerto Maldonado. De esta ciudad nos llevaron en auto durante cuatro horas hasta un puerto en el río Madre de Dios. En todo el trayecto, "Maribel" se comunicaba con Clara Quispe. De eso me di cuenta. Cuando subimos al bote con dirección al Delta 1, ya éramos 17 chicas. Dos horas después llegamos y nos metieron en un local llamado "Bar Taboo". Ahí tenía que trabajar.
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El jefe de Divintrap, coronel PNP Ángel Merino Céspedes, relató que al recibir el caso montaron un operativo y solicitaron al Poder Judicial el levantamiento de las comunicaciones de las personas cuyos nombres filtró Stéfani Santos a sus hermanas. Con la luz verde judicial, los agentes pudieron hacer "escuchas" a los teléfonos de Clara Quispe Quispe, Claver Ramírez Céspedes y de "Maribel", cuyo nombre real es Yoana Masías Borda.
"Descubrimos a otras personas como parte de la red. Por ejemplo, José Ramírez Céspedes, encargado del traslado de las jóvenes de Huánuco a Lima; Elías Farfán Salazar, que las llevaba de Cusco a Puerto Maldonado; y Leyla Calderón Choque y Karin Galicia Guardanaula, que cumplían la misión de instalar a las muchachas en el 'Bar Taboo'", explicó el coronel Ángel Merino.
Las escuchas telefónicas permitieron a los agentes de la Divintrap detectar que la organización de Clara Quispe, "La reina del Delta", preparaba un nuevo traslado de jóvenes de Huánuco a Madre de Dios.
"Constituimos equipos en Lima, Huánuco, Cusco y Puerto Maldonado. Desplegamos agentes con filmadoras para registrar cómo actuaba la organización, atrapamos a Clara Quispe y a sus cómplices", detalló el coronel Ángel Merino.
"De este modo identificamos a cada uno y el papel que desempeñaba cada uno, las rutas de traslado, los lugares de alojamiento, el transporte hasta el Delta y quiénes explotaban sexualmente a las jóvenes", dijo
Por una sesión de sexo las muchachas cobraban 200 soles. Clara Quispe se quedaba con un porcentaje que le permitía obtener una ganancia diaria de 5 mil soles.
Clara Quispe Quispe se dedicaba a esta actividad ilegal desde hace cinco años. Nadie la tocaba.
"Clara era la cabecilla de la organización, era la que articulaba todo, desde la captación, y asumía el financiamiento y supervisión de la organización”, señaló el jefe de la Divintrap.
III
SEXO RÁPIDO
Nos instalaron a las 17 chicas en el segundo piso del Bar Taboo. Fue en ese cuarto que por primera vez Clara Quispe nos habló de lo que en verdad íbamos a hacer en ese lugar: prostituirnos. Clara nos informó que haríamos de 'damas de compañía' y que nuestras ganancias dependían de las comisiones que obteníamos por cada 'servicio'. Cada 'servicio' costaba 200 soles, de los cuales ella se quedaba con 100 soles como propietaria del local. Si las chicas lograban que el cliente bebiera cerveza, nos daban dos soles de comisión por cada botella. Por cualquier otro consumo, el 50 por ciento se queda con Clara. Por cierto, nos aclaró que el importe total del 'servicio' prestado se lo teníamos que entregar a ella, quien se quedaba con el dinero como parte de pago por los gastos de traslado de Huánuco a Lima, de Lima al Cusco, y del Cusco hasta el Delta. Al final no nos daba nada. Nos encerraban en una habitación con diez camas y en cada una dormíamos dos. Nos dijeron que si intentábamos escapar, ellos informarían a nuestras familias que trabajábamos como prostitutas. El trabajo empezaba a las dos de la tarde y continuaba hasta el día siguiente. Con el pasar de los días muchas de las chicas que en un principio se resistían, terminaron sometiéndose a este tipo de explotación. En un momento de descuido pude mandar mensajes a mis hermanas y gracias a ellas es que la policía pudo atrapar a Clara Quispe y acabar con este infierno. Ella era la reina aquí en "Bar Taboo".
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El "Bar Taboo" es una gota en el oceáno. La policía afirma que en Madre de Dios hay al menos 450 "prostibares" en las zonas adyacentes a las áreas de explotación de la minería ilegal e informal. Se estima que en dichos locales trabajan alrededor de 4,500 jóvenes.
Stéfany Santos Ureta solo es un caso. El infierno no ha terminado.
TELÉFONOS DE MAFIOSOS FUERON PINCHADOS
Las interceptaciones a los números telefónicos 990358298 y 983311524, de propiedad de Claver Ramírez y Clara Quispe, facilitaron a los agentes de la Divintrap descubrir la captación de un grupo de jóvenes víctimas en Huánuco. La mafia de la "Reina del Delta" pretendía trasladarlas a Puerto Maldonado para explotarlas sexualmente.
Con la finalidad de identificar plenamente a la organización, se hicieron diligencias de seguimiento, observación y vigilancia tanto a Claver Ramírez como a Clara Quispe. Así, el 14 de mayo de este año Claver fue filmado en Huánuco captando a una nueva jovencita.
Al día siguiente Claver Ramírez fue registrado en Lima con dos jóvenes con las que había viajado desde Huánuco y con las que se hospedaba en el Cercado de Lima.
Las muchachas fueron conducidas hasta Cusco en un bus de la empresa de transporte Palomino por Elías Farfán Salazar, otro integrante de la banda, quien es el mismo que las lleva hasta el río Inambari donde toman el bote con destino a Delta 1.(la república)