Trujillo brindó ideas renovadoras para la gesta emancipadora del Perú y la primera bandera rojiblanca.
Trujillo se convirtió también en la urbe que brindó a nuestro país su primera bandera propia. El emblema nació como símbolo de identificación de una nación que anhelaba verse desprovista de las cadenas de opresión y maltrato.
Cuenta la historia que fue el libertador general don José de San Martín quien acuñó la frase: “…El Perú le debe su independencia a Trujillo…”. Los hechos, sin duda, corroboran que “la capital de la eterna primavera” adquirió un protagonismo descollante en la gesta libertaria.
Un cabildo abierto realizado con la unánime aprobación de la ciudadanía, aquel glorioso 24 de diciembre de 1820, decidió la proclamación de la independencia de Trujillo. Cinco días después, y teniendo como escenario a la plaza de armas, don José Bernardo de Torre Tagle ponía el destino de la ciudad en manos de Dios, con el esperado grito de libertad.
Trujillo, tierra valiente y generosa, se convirtió también en la urbe que brindó a nuestro país su primera bandera propia. El emblema nació como símbolo de identificación de una nación que anhelaba verse desprovista de las cadenas de opresión y maltrato.
El reconocido investigador Samuel Hoocker Noguera señala que el distintivo tenía características acordes con el álgido momento que atravesaba el continente americano. Por esto los colores rojo y blanco resaltaban como señal de la entrega y arrojo de sus próceres en pos del supremo ideal.
El diseño de la bandera se basaba en una suerte de rombos que tenían como base el rojo de manera horizontal y el blanco de forma vertical. En el escudo central se observaba un borde con laureles agregados a la representación del mar, las montañas y el sol radiante.
Hoocker Noguera afirma que la presencia del sol resplandeciendo sobre las montañas tenía como finalidad relacionar directamente la figura de don José de San Martín con la gesta independentista. La idea era entonces, mostrar que la libertad llegó desde los andes argentinos, específicamente de la zona de Mendoza, lugar de donde provenía el admirado general.
Esta bella bandera –confeccionada por las damas trujillanas- se guarda celosamente en la denominada “Casa de la Emancipación” junto al acta que firmaran personajes ilustres de la época como señal de su compromiso con la libertad.
Sin embargo, voces que no se han callado con el transcurrir del tiempo revelan que el germen independentista se había propalado en la entonces rebelde ciudad de Trujillo desde mucho antes del desembarco de los libertadores foráneos.
Uno de los focos para las ideas de libertad más importantes se ubicó al interior del seminario “San Carlos y San Marcelo”. El claustro fue cuna de jóvenes líderes como José Faustino Sánchez Carrión, Toribio Rodríguez de Mendoza o Luis José de Orbegoso y Moncada, quienes se alimentaron de la corriente europea que difundía renovados ideales llenos de pasión.
Han pasado 192 años y Trujillo se mantiene como uno de los pilares para el desarrollo económico y cultural de nuestra patria. La historia se encargó de refrendar su importancia en conseguir lo que hoy conocemos como un Perú libre y soberano.
En ese sentido, vale la pena parafrasear lo dicho por el otro gran emancipador de América, el general don Simón Bolívar: “…El departamento de La Libertad, le ha dado al Perú su libertad…”.
Por: Jorge Rodríguez (RPP)