lunes, 29 de agosto de 2011

HACIA UNA MIRADA DE AMOR Y AÑORANZA: LAS CANAS, EL ABANDONO Y UNA VIDA NUEVA

Conozcamos la vida de los ancianos en El Asilo de Ancianos de la Prelatura de Huamachuco.
La vida transcurre, los años pasan, quien no añora volver a los tiempos en donde es joven, lleno de vitalidad, cuando se podía realizar alguna actividad agrícolas, como cuando toreaba en la plaza de toros llamada Acho en el sector de Cochabamba, mi tierra natal. Eso recuerda y dice en sus pensamientos, Enrique Augusto Espejo Aguilar un hombre muy entrado en años, quien tiene nada menos que 79 años.



Pero a pesar de eso don Enrique tiene una vitalidad impresionante, una memoria impresionante, nos sorprendió cuando fuimos a visitarlo. Fuerte como un roble me siento, nos intentaba decir, e incluso nos habla al oído como un niño pícaro que nos quiere contar una travesura.


Apenas empezamos a dialogar con él, nos contó que quedó ciego progresivamente porque cuando era joven un toro de esos de raza brava con el cacho le rosó el ojo izquierdo dejándolo ciego y el médico le indicó que se iba a quedar ciego completamente progresivamente y no se equivocó, ahora él no ve, pero eso no es impedimento para sonreir y contarnos sus hazañas.


El vive en el asilo de ancianos San Francisco de la Prelatura de Huamachuco, desde hace 12 años, es la persona más alegre jocosa que hay en este lugar. Vive con 22 compañeros él hace que el resto se sientan bien. Nos cuenta cómo se siente. Muchos de sus compañeros tienen edades similares o son de más experiencia por los años, pero con unas miradas tristes porque son seres humanos que están solas y necesitan mucho del cariño de las personas. En el asilo están, Alberto (82), Eusebio (75), Margarita (72), María Emilia (72), Guillermo (75), Rogelio (59), Columba (70). También están los más experimentados por los de vida, Fidel (96), Zuly (100), Enrique (97), Eusebio Ríos (82), Noé (92), Basilio (86) y Nicolás (80). En su mayoría están ciegos o sordos, pero también lerdos por los años. esperanza (55), se conocieron en el asilo, pero su amor es particular, ella casi no habla por su problema neurológico que tiene, y él es ciego, a pesar de eso, ellos viven felices, lo que nos les falta es una sonrisa.

La vida de un anciano tiene emociones diferentes, muchas veces se queda abandonado a su suerte, es por eso que la Prelatura de Huamachuco, desde 1995 está siempre pendiente de ellos con la finalidad que muchos no duerman en una calle, parque, o vivan de la caridad o de la buena voluntad de la gente.
La hermana, Tania Ferrer Hernández, natural de Venezuela, de un pueblito llamado Las Mercedes del Llano, pertenece a la comunidad cristiana Jesús es Señor y llegó desde 4 años al Perú, aceptó la invitación del Obispo de la Prelatura de Huamachuco, Monseñor Sebastián Ramis Torrens y llegó a esta zona, cuando vio el trabajo con los ancianos, de inmediato indicó que se quedaba a servir con muchos amor a estas lindas personas, ella nos cuenta el trabajo que realizan.
Es bueno reflexionar sobre aquella frase que dice que un padre cuida de 4 hijos pero cuando llega su turno, 4 hijos “no pueden” cuidar a un padre porque se van y los abandonan.
No hagan ahora, lo que no quieren que sus hijos hagan con ustedes al paso de los años. (Dolly León Cruz).
Fotos: Dolly León Cruz
(
http://wwwradiolosandeshuamachuco.blogspot.com)