domingo, 11 de julio de 2021

El Tribunal Constitucional: elección fallida

NUEVAMENTE EL CONGRESO DE LA REPÚBLICA PROTAGONIZA UN HECHO BOCHORNOSO QUE PONE EN JAQUE LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA DEL PAÍS PONIENDO EN EL OJO DE LA TORMENTA A UNA INSTITUCIÓN DE GRAN VALÍA COMO ES EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL.  

Tribunal Constitucional: En busca de Tribunos idóneos

Por: Dionicio Mantilla León

      Según el artículo 201 de nuestra constitución Política  el Tribunal Constitucional es el máximo órgano de control de la misma, es decir, constituye la suprema institución de interpretación del contenido de nuestra Carta Magna. Es autónomo e independiente en la toma de sus decisiones y por encima de esta entidad supranacional no existe ya otra institución nacional de apelación ante cualquier infracción o duda en el cumplimiento de una norma constitucional. La misión del TC es de tal trascendencia que tiene que ver con asuntos sensibles que atañen a la estructura del Estado: la gobernabilidad, el Estado de Derecho, el equilibrio de poderes; así mismo, con la libertad de expresión, la vacancia presidencial, la disolución el Congreso, entre otros.

    De acuerdo a su Ley Orgánica (28301) los siete Tribunos que conforman esta institución gozan de inmunidad y de las mismas prerrogativas de los Congresistas de la República teniendo su mandato una duración de cinco años. Consecuentemente, considerando este escenario, los tribunos del TC se supone que deben ser profesionales idóneos y de gran solvencia profesional en las normas constitucionales, así como poseedores de una moral, conducta y trayectoria intachable. ¿Sin embargo, en la práctica, esto es así?

      El Tribunal Constitucional fue creado como institución por la Constitución Política de 1979, y, en mayo de 1982, el ex Presidente de la República Fernando Belaunde Terry promulgó la Ley Orgánica del Tribunal de Garantías Constitucionales el que luego fue instalado en la ciudad de Arequipa un 19 de noviembre de ese mismo año. Muchos años han transcurrido y la trascendencia del rol que cumple esta entidad supranacional en la definición de sensibles afectaciones a las normas constitucionales no ha decrecido antes más bien se ha incrementado atendiendo una serie de controversias de personas naturales y jurídicas pues su función es la de velar porque las leyes, los órganos de Estado y los particulares no vulneren los dispuesto por la Constitución Política.

      Sin embargo, no todo ha sido “color de rosa” pues esta institución por la trascendencia que posee para resolver conflictos ha tenido que soportar los vaivenes de la política partidaria, y, su conformación ha estado sujeta a las apetencias e intereses de los caudillos políticos y grupos de poder económico de allí que, de tiempo en tiempo, surgen pugnas, apuros, negligencias y desavenencias tal como los que se vienen suscitando en la presente coyuntura muy cercana al 28 de julio fecha de la asunción del nuevo mandatario de la nación y la celebración del Bicentenario de la Independencia Nacional.

       Como se conoce, 6 de los Tribunos integrantes del actual Tribunal Constitucional tienen ya su mandato vencido en demasía pues fueron juramentados e instalados  el 3 de junio del 2014. Vacantes que deberían haber sido cubiertos en su oportunidad por el Congreso disuelto; sin embargo, los intereses subalternos del partido Fuerza popular que tenía la mayoría congresal lo impidieron razón por la cual esta importante tarea debería ser asumida por el actual Congreso, lamentablemente esto no fue así  dando pase más bien a otros temas no urgentes y populistas: Devolución de aportes de las AFP, ONP, nombramiento sin concurso de trabajadores CAS, ascensos automáticos de los trabajadores de Salud, entre otras medidas.          

       De esta manera, a escasamente ocho días de terminar su mandato y trastocando el ordenamiento constitucional y lo establecido en su propio reglamento, la mayoría de partidos con representación congresal a toda costa han intentado elegir a los seis Tribunos integrantes del Tribunal Constitucional en un proceso electoral exprés con un evidente interés subalterno pues cada partido colocó su candidato a la medida partidaria sin considerar la respectiva idoneidad y trayectoria profesional de los postulantes aplicando una prueba evaluativa mediocre en donde tanto los congresistas con sus preguntas, como los postulantes con sus respuestas, demostraron una absoluta incapacidad.

     Un bochornoso hecho que, entre otras irregularidades, fuera denunciada por el abogado Walter Ayala pidiendo su anulación la que fuera acogida por la Jueza del Tercer Juzgado Constitucional Transitorio de Lima quien dispusiera su suspensión lo cual generara, como era de suponer, el rechazo de los congresistas que de todas maneras la llevaron adelante; empero, al ser sometido al pleno no alcanzaron los 87 votos para la elección y para colmo, el primero en la lista de méritos, Fernando Calle, sólo obtuvo 6 votos incumpliendo así lo que manda la Constitución Política y el desacato por parte del Congreso de la República a la disposición judicial estará sujeto a la penalidad  respectiva. Por su parte la Dra. Elvia Barrios, ha afirmado: “Toda autoridad está obligada a acatar y dar cumplimiento a las disposiciones judiciales”.       

                

La Junta Nacional de Justicia debe estar a cargo de la elección de los miembros del Tribunal Constitucional.

UNA PROPUESTA A TOMAR EN CUENTA

         Esta elección fallida, nos da pie para proponer que, con la respectiva modificatoria de la Constitución Política, la tarea de elegir Tribunos debe estar a cargo de una institución que siga el camino de lo jurisdiccional  y sea una institución afín al Tribunal Constitucional como es el Jurado Nacional de Justicia y no el Congreso de la República. Las razones son evidentes: Los congresistas, en su casi totalidad, carecen de la capacidad necesaria para evaluar a los Tribunos y, además, anteponen sus intereses subalternos partidarios y de grupo y no la idoneidad de los miembros de la entidad que eligen.