viernes, 9 de marzo de 2018

El derecho de ser mujer

LA SOCIEDAD DEBE RECONOCER LOS DEBERES Y DERECHOS DE LAS MUJERES CON TODAS LAS PECULIARIDADES QUE LA NATURALEZA LE HA BRINDADO Y PROMOVER EL CESE DE LA VIOLENCIA CONTRA ELLA.

Por: Dionicio Mantilla León

Arlette Contreras, es un nombre que tal vez no signifique nada y sea como cualquier otro, pero la vejación de que fuera objeto una mujer con este nombre por parte de un miserable que lo arrastrara de los cabellos por los pasillos de un hotel en Ayacucho con el claro propósito de asesinarla, cobró protagonismo nacional y se ha convertido hoy, junto con otros ejemplos de mujeres violentadas, en símbolo de la lucha por el respeto a las mujeres del país y que sirvió de motivo para la gestación del movimiento feminista “Ni una menos” así como para la reactivación de otros colectivos ciudadanos que permanecían en el letargo.

A lo largo de estos últimos años verdaderos tsunamis de violencia contra la mujer se han producido en nuestro país lamentablemente con la desidia e indiferencia de muchos operadores de justicia que se han empeñado en buscar resquicios legales que favorezcan no a las mujeres violentadas sino a sus viles violentadores creando así un escenario de descrédito del Poder Judicial. Un ejemplo concreto es la absolución del sujeto que violentó a Arlette Contreras.

Pero la violencia contra la mujer no sólo se manifiesta en el maltrato físico y sicológico y asesinato, sino en su discriminación laboral evidenciados en muchas ciudades de la costa y, en la sierra, en el gran porcentaje de analfabetismo femenino y criterio errado de su inferioridad para desempeñar determinadas ocupaciones y ocupar cargos de autoridades comunales.

El trato injusto se evidencia también con aquellas que ejercen “el oficio más antiguo del mundo” como son las meretrices quienes son objeto de una vil explotación por parte de los proxenetas que usufructuan de la labor de dichas mujeres. Maltrato del que también son víctimas por parte de algunos malos policías y ronderos que las tratan como los seres más despreciables de la tierra actitud al que contribuye la prensa sensacionalista y las autoridades indolentes que no plantean alternativas viables que atienda este tema social.
Pese a los discursos grandilocuentes en las ceremonias de homenaje a la mujer persiste aun un escenario de discriminación y violencia en contra de ella. Un trato indigno en contra de aquel ser que nos dio la vida y es coprotagonista de nuestra existencia desde la gestación, pasando por el momento sublime del nacimiento y todas las etapas de nuestra vida.

Así como la sociedad reconoce con justicia los deberes y derechos de los hombres es preciso también reconocer los deberes y derechos que les compete a las mujeres cada uno en su respectiva dimensión humana. Es necesario reconocer el derecho de ser mujer con todas las peculiaridades que la naturaleza le ha brindado, peculiaridades que no son debilidades sino más bien fortalezas dignas de admiración y de respeto por parte del hombre. Mas, el tema no pasa por victimizarlas ni sobreponer a la mujer por encima del hombre sino el de ubicar a ambos en el mismo marco de equidad y de respeto mutuo para el desempeño social privilegiando únicamente como diferencia valorativa su capacidad, responsabilidad y honestidad.

Reflexiones estas que nos conducen a rememorar las históricas gestas emprendidas por ínclitas mujeres de nuestro país y el mundo orientadas a rescatar el espacio que le corresponde en la sociedad como madres de familia, trabajadoras, profesionales, científicas, artistas o autoridades comunales. Mujeres que a la luz de su esfuerzo y sabiduría han escrito increíbles páginas de amor e idoneidad.

Reflexiones de grandeza espiritual y de igualdad de derechos frente al hombre que en 1910 cobrara fuerza y diera pie para que la “Internacional Socialista” proclamara el Día de la Mujer como homenaje a favor de los derechos de la mujer y para promover el sufragio femenino universal, motivo, también, para que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) instituyera el 8 de marzo de 1975 como Día Internacional de la Mujer.

Este día constituye una magnífica oportunidad para poner en agenda el empoderamiento y desarrollo pleno de las mujeres y para posar nuestra mirada principalmente en las mujeres rurales, sector aun marginadas en el usufructo de sus derechos. Oportunidad, también, para exigir a todas las autoridades un mejor trato a todas las mujeres, así como, el cese de toda forma de violencia contra ella. Un campo virgen a legislar que nuestros congresistas deben tomar en cuenta con urgencia.

NUESTRO HOMENAJE A LA MUJER EN SU DÍA. DÍA, QUE MÁS QUE MOTIVO DE CELEBRACIÓN, DEBE SER DE REFLEXIÓN Y ENMIENDA DE NUESTRAS ERRADAS ACTITUDES PARA CON ELLA.