Por: Dionicio Mantilla León
Se fue el año 2021 llevando su pesada mochila de angustia, dolor y muerte
que provocara la pesadilla de la pandemia del Covid 19. Se fue llevando, la
enorme carga de incertidumbres y decepciones políticas, así como los líos y
escándalos de corrupción de todo nivel. Se fue llevando nuestras esperanzas e
ilusiones fallidas o no logradas de solución de los álgidos problemas nacionales,
regionales y provinciales; sin embargo, se fue, también, con algunos proyectos
y sueños personales realizados, hechos que nos han dejado una profunda huella
de satisfacción y contento.
Hemos iniciado ya un nuevo año, el 2022.
Y con ello se abren nuevamente las
puertas de la ilusión, la esperanza y los sueños, y es que, a pesar de todo,
con la apertura de un nuevo año, el ser humano, como el ave fénix mitológico,
renace de las cenizas de las esperanzas muertas y se nutre de esperanzas, sueños
e ilusiones vivas y nuevas. En la noche límite,_ entre el último día de cada
año y el primero del nuevo año_ se juntan el omega y el alfa, el final y el comienzo.
Un comienzo colmado de expectativas, incógnitas y desafíos.
A nivel nacional, en el 2021 se presentó un hecho relevante que conmovió a la
población y que está marcado por la
decepción y la indignación como es el de contar con un Presidente de la
Republica, Pedro Castillo, que no da la talla, por su absoluta carencia de
liderazgo, total incapacidad para gobernar y, ahora, investigado como está por
la Fiscalía por los presuntos delitos de corrupción como: tráfico de
influencias, colusión y patrocinio ilegal. Un mandatario por el que varios
millones de ciudadanos votaron, pero no por el ideario de Perú Libre, el cual manifiestamente
es anárquico y de tinte comunista, sino por el cambio de rumbo que Pedro
Castillo representaba frente a la representante de la corrupción evidente como
era Keiko Fujimori.
Un cambio que luego más de 5 meses no se
ha dado ni al perecer no se dará, pero si
un cambio de look o de imagen personal “con un atuendo extranjero a lo Evo
Morales y Nicolás Maduro”, pero nunca cambios democráticos, prudentes y de cara
a los intereses nacionales. Un atuendo que, con su sombrero, pretende ocultar su
simpatía por la dictadura que ambos personajes representan y que infunden justificado
temor en el pueblo.
Una realidad así presentada nos plantea el
sueño y desafío de un cambio de actitud de un mandatario que está obligado a
gobernar y sino puede, tener la hidalguía de renunciar, porque el país no está
dispuesto a seguir detenido, a vivir otro año de incógnitas, zozobras,
indignaciones y velados actos de corrupción provocado por un ciudadano que no
da la talla para ejercer la Presidencia de nuestra República. Una persona que
no gobierna, que no lidera y que piensa sólo en su sindicato haciendo lo que no
debe hacer un mandatario como es concertar
en Palacio de gobierno y en viviendas privadas con proveedores del Estado y
lobistas representa un grave peligro para la nación.
Otro problema que heredamos del 2021 es el
de la tercera ola de la pandemia del Covid y su cereza del pastel, la variante
Ómicron, que viene causando temor e indeseadas restricciones. Un hecho que
provoca incógnitas acerca de su fecha de
término y nuestro desafío de renovar esfuerzos por resistir a sus embates. Una
realidad que repercute en nuestra salud mental, que genera dudas si es que esto
se convertirá en impedimento para el reinicio de las clases escolares
presenciales o que si incidirá en la reactivación económica.
Reactivación aún no lograda, pero que el
Ministro de Economía en lugar de echar a andar ya la maquinaria de las inversiones
en obras públicas y promover la inversión privada, pretende terminar con una
reforma tributaria a sabiendas que la causal principal del estancamiento
económico es la situación de incertidumbre política que vivimos por el doble
discurso presidencial de Pedro Castillo quien por un lado habla de promoción de
la inversión privada y, por el otro, lanza amenazas que espantan a los
inversores.
Como si fuera poco la negrura de este escenario
se extiende sobre nuestro territorio con el manto del terror representado por
la inseguridad de la población causada por la delincuencia y la criminalidad.
Nunca como ahora sicarios, extorsionadores, raqueteros y feminicidas se han adueñado de nuestras
calles e invaden nuestras viviendas y negocios convirtiendo nuestro país en “una
tierra de nadie” con la complicidad de malos operadores de justicia, como
fiscales y jueces que deshacen el esfuerzo de nuestros valientes policías por
detener esta ola, más mortífera que la pandemia del Covid 19, mientras el
gobierno carece de estrategias y capacidad para combatirla siendo un ejemplo de
ello el fallido intento de expulsión de 41 venezolanos (ninguno de ellos
delincuentes) sin tampoco impedir el ingreso masivo de extranjeros ilegales a
nuestro país que sobrepasan ya los 2 millones.
Con este panorama de incertidumbres,
temores e incapacidades iniciamos este nuevo año lo cual si bien provoca
desconcierto no puede ser motivo de nuestra inacción pues como peruanos
descendientes de razas inteligentes e indómitas como la incaica que fue capaz
de enfrentarse a miles de problemas y
supieron solucionarlos con éxito así
también los 33 millones de peruanos que nos honramos de haber nacido en esta
bendita tierra tenemos la obligación de enfrentar dichos problemas e incógnitas
con coraje, perseverancia y responsabilidad. Sólo así lograremos salir adelante
como lo quisieron nuestros ancestros, precursores y próceres entre ellos el
gran huamachuquino, Dr. José Faustino Sánchez Carrión, ejemplo de político y
gobernante probo y capaz, quien dijera:
”¡QUIERA EL ÁRBITRO DE LAS NACIONES QUE UN
DÍA MI PATRIA SEA PRÓSPERA, FELIZ Y GRANDE AL ABRIGO DE LA LIBERTAD Y LA
JUSTICIA Y CUYAS LUCES BRILLEN SIEMPRE COMO LAS DEL PADRE DE LOS INCAS A LA
HORA EN QUE LES ACEPTABA SUS SOLEMNES CULTOS!” “¡QUÉ GLORIA PARA LA REPÚBLICA,
SI CADA UNO DE SUS HIJOS SE DISTINGUIERA POR SU VERDADERO AMOR A LA
PATRIA!”.
Con esta aspiración de nuestro Tribuno y con
la bendición de nuestro Divino Creador, Jehová, a quien rogamos nos regale un
nuevo año más de vida y salud para hacer realidad nuestros proyectos personales
y el sueño de contribuir a la grandeza de nuestra familia, nuestro querido
Huamachuco y nuestra amada Patria, el Perú iniciamos este nuevo año con nuevos
bríos y con renovadas esperanzas.