Por: Luis Peña Rebaza
Docente y escritor
¡Ala es Grande!, exclamaron los feroces terroristas islámicos que acaban de irrumpir en el semanario satírico francés 'Charlie Hebdo' y, disparando en la redacción, mataron a una docena de personas. La causa de este execrable hecho: haber publicado unas caricaturas de Mahoma y mantener una línea crítica y reivindicativa.
¡Viva la muerte… muera la inteligencia!, gritaban a voz en cuello los fascistas durante la cruenta guerra civil española, los mismos que, entre otros, fusilaron al gran García Lorca.
¡Heil Hitler!, así saludaban los villanos de la SS cuando, guiados por esa estúpida ideología inventada por un ex cabo austriaco, asesinaban a millones de seres humanos en las cámaras de gas a nombre de la “superioridad racial” y. en aras de conseguir el “espacio vital” para la dizque superiora raza aria.
¡Arrasarlo todo para volver a levantarlo desde las cenizas! Fueron aquellos atroces alaridos que los peruanos escuchamos, y también leímos, en las pintas de los fanáticos senderistas cuando, imbuidos de un pensamiento milenarista y mesiánico, inculcado por quien decía ser el sumun de la intelligentzia, se autoproclamaban como los iluminados que, por encima de cadáveres y escombros, iban a construir una nueva sociedad.
Y ¡Nosotros matamos menos!, declaró un inefable ministro del gobierno fujimorista, tratando de justificar las matanzas durante aquel periodo.
Son solamente algunas de las fatalidades acontecidas en el mundo y en el país y que, hoy acuden a mi memoria ante el terrible atentado cometido en Paris. Una situación que, a su vez, ratifica, con el más hondo y triste pesar, que seguimos siendo criaturas imperfectas, que todavía existen quienes no son capaces de concebir y aceptar las diferencias y de ser tolerantes con el pensamiento divergente. Así, asoma más certera que nunca aquella frase de Voltaire: “Cuando el fanatismo ha gangrenado el cerebro, la enfermedad es casi incurable”