La historia de una de las sobrevivientes de aquel fatídico accidente de Horna. De eterna sonrisa y recuerdos frágiles, mujer de 31 años se aferra a la vida.
Violeta Rojas perdió la movilidad y su trabajo.| Foto. J. Albán
La esperanza es lo último que se pierde. Con arrugas en el rostro, mirada esquiva y postrada en una silla de ruedas, Violeta Roja Baca, nos narra aquellos borrosos recuerdos del 13 de abril del 2013 –fecha en que sucedió el fatídico accidente de la empresa de transporte Horna– que aún perduran en su mente y que le han servido de aliento para superarse cada día.
“Es difícil muy no deprimirse. Salí de mi trabajo, viajé hasta Trujillo y regresé sin poder caminar. Estuve en coma durante un mes. No me acuerdo de nada. Yo soy profesora de música y ahora no puedo tocar el saxofón. Me pongo a llorar por lo que me ha pasado, pero siempre le pido a Dios que me dé fuerzas para seguir adelante. Además, el apoyo de mi familia me ha servido para continuar en mi lucha y no he perdido las esperanza de poder retomar mi vida, tal y como era antes del accidente”, expresó.(la industria)
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