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sábado, 2 de julio de 2016

El cuarto Presidente de la República

Escribe: Dionicio Mantilla León

Y el día lunes 27 del mes en curso el Presidente del Jurado Nacional de Elecciones, Dr. Francisco Távara, entregó las credenciales de nuevo Presidente de la República del Perú al economista, Pedro Pablo Kuczynski, para el período 2016 al 2021. De esta manera, el flamante mandatario peruano se convierte en el cuarto gobernante de nuestro país elegido democráticamente tomando como referencia el término del nefasto período de la dictadura de la dupla: Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.

A partir de la entrega de credenciales un nuevo periodo se abre en la historia patria. Una historia que los peruanos esperamos transcurra en un ambiente de tranquilidad y en donde las aspiraciones de solución a los graves problemas que nos aquejan se hagan una feliz realidad, objetivo final al que apuntamos todos los peruanos sin mezquindades de ninguna índole y en cuya labor nos debe encontrar siempre unidos.

Sin embargo, dicha tarea no será fácil de cumplir toda vez que el electo presidente arribará en inferioridad de condiciones a liderar los destinos nacionales. Con un Congreso adverso y con mayoría aplastante (73 frente a 18 congresistas) de una agrupación política liderada por la heredera de la dictadura fujimontesinista PPK deberá actuar muy hábilmente para sacar adelante sus planes de gobierno más aún si se tiene en cuenta las muestras antidemocráticas que vienen exhibiendo los fujimoristas en estos días, como la actitud amenazante de la hija de Fujimori en la presentación de su plancha congresal, el no permitir la participación en la mesa directiva del Congreso de representantes de las otras fuerzas políticas tal como un elemental criterio democrático recomienda y es práctica usual desde Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala; asimismo, las voces agresivas de sus voceros en contra del partido ganador, la afirmación de que el Congreso “es de los fujimoristas y no de las minorías”, entre otras muestras más.

Muestras que por lo demás pintan de cuerpo entero a esta agrupación que no hacen más que confirmar lo que todos conocíamos, es decir: su intolerancia, autoritarismo, soberbia y despotismo propios de las fuerzas oscuras de la política y contra las que el electorado votó, males de los que felizmente los peruanos nos hemos librado.

Es así que un nuevo ciclo histórico se apertura para el Perú dentro de un escenario derechista y neoliberal y los augurios, si bien no son tan halagüeños, debe motivarnos para permanecer a la expectativa y con ojo crítico pues las promesas electorales planteadas durante la campaña electoral por el Presidente electo y, que beneficiarán a las grandes mayorías nacionales, deben ser cumplidas y en caso de no ser así estas tienen el legítimo derecho de manifestar su protesta. Promesas como la lucha contra la inseguridad y la corrupción, la reforma del Estado, reactivación económica, (apuntando no sólo al crecimiento sino a la distribución equitativa del mismo), el fomento del agro y la industrialización, una política de hidrocarburos y mineros acorde a los intereses nacionales, el incremento y mejora de la infraestructura vial, el aumento del empleo, la reorientación de los programas sociales, el mejoramiento de la educación y la salud y una política laboral acorde con los intereses de los trabajadores.

La gama de ofertas realizadas, empero, no se podrán concretar si no se adoptan medidas drásticas y con carácter de urgencia contra el clima de inseguridad que vive el país por el imperio de la delincuencia y la criminalidad medidas que pasan por elaborar un Plan integral que contemplen acciones preventivas, disuasivas y represivas a concretar a corto, mediano y largo plazo.

La nueva gestión gubernativa tiene un mes aun para organizarse conformando su primer gabinete ministerial, sus equipos de técnicos y funcionarios de alto nivel, revisar su plan de trabajo, coordinar con otras agrupaciones políticas a fin de consensuar la concreción de las primeras acciones a lo largo de los 100 primeros días de gobierno. Tarea, esta última, que pasa por coordinar con la agrupación fujimorista la que obligatoriamente debe anteponer su mezquindad política y abrirse al diálogo dejando de considerar equivocadamente al Congreso como si fuera su feudo.

A un mes de la asunción del nuevo gobierno hacemos votos porque en nuestro país se instaure un nuevo periodo pródigo en frutos positivos para bien de nuestra nación que espera mucho de sus gobernantes, una esperanza que no debe ser traicionada.