La fiscalía provincial de Huancayo investiga a 26 militares por una incursión en Uchuy Sihuis en la madrugada del 23 de mayo, en la que resultó muerta una embarazada y se registraron detenciones arbitrarias. La República recogió testimonios en el lugar de los hechos.
Doris Aguirre
Enviada especial a Tintay Puncu.
"'Habla, terruco... ¡Dónde está la laptop!', me gritaba el militar mientras presionaba su bota sobre mi cara en el suelo", recuerda Abelardo Chávez Hinostroza lo ocurrido la madrugada del viernes 23 de mayo. Chávez es poblador de la comunidad de Uchuy Sihuis, en el distrito de Tintay Puncu (Tayacaja, Huancavelica).
"'Yo qué sé, señor. Ni siquiera sé encender ese aparato. Nunca he tenido laptop', le contesté. Pero se puso más furioso el militar", relata Abelardo Chávez.
"Yo estaba durmiendo tranquilamente con mi esposa Jessy Huamantuco Meza y mis dos hijos, de diez y de dos años. Cuando de pronto se escucharon varias detonaciones. En un inicio creíamos que eran los relámpagos porque esa noche llovió como nunca. Pero no fue así. Un grupo de militares violentaron la puerta de mi casa y como salvajes nos obligaron a tirarnos al suelo ante los gritos de mi esposa y mis hijos que no comprendían lo que pasaba.'¡Dónde está la laptop, carajo! Ahorita nos dicen dónde está la laptop o les volamos los sesos', nos dijo otro militar que, como todos sus compañeros, usaban pasamontañas.
"'Jefe, ¿de qué laptop habla'? Yo no sé para qué sirve esa cosa', le pregunta. No me hizo caso. '¡Habla, terruco de mierda!', me gritó mientras me rociaba el cuerpo con aceite con una mano y con la otra encendía una vela. "Si no colaboran, ¡van a morir quemados!', nos amenazó. No les importaba el llanto, el miedo, la desesperación de mi esposa y mis pequeños. '¡Los vamos a quemar!', seguía gritando, en tanto aplastaba mi cabeza con su bota", cuenta el agricultor Abelardo Chávez, de 38 años. Su esposa Jessy cuenta con 36 años.
QUIÉN LO ORDENÓ
Chávez es uno de los siete pobladores de Tintay Puncu que han denunciado a los militares de la Base Contrasubversiva de Huachocolpa, que depende de la 31a Brigada de Infantería del Ejército, cuya sede es el cuartel general en Huancayo, Junín. Para acreditar su testimonio ante el titular de la Tercera Fiscalía Provincial Penal de Huancayo, Carlos Carhuancho Mucha, Abelardo Chávez expuso varias lesiones en la espalda, tórax y cabeza. El fiscal Carhuancho ha denunciado al comandante general de la 31ª Brigada de Infantería, general EP Mario Ambía Vivanco, y a otros 25 efectivos militares, entre ellos quienes incursionaron en Uchuy Sihuis. Parece un caso de la época de la guerra interna (1989-2000), pero el hecho ocurrió solo hace unos días.
"Las balas pasaban por las ventanas y techos de nuestras casas, mientras los niños gritaban. Yo me encontraba descansando con mi niño Renzo, de cuatro años, cuando empezó la balacera. No sabía si salir a la calle o esconderme. Solo pude esconderme debajo de mi cama. '¡Mamá, mamá, no salgas, te van a matar!, me decía mi hijo, desesperado", cuenta Eusebia Paredes, de 32 años, otra de los pobladores afectados por la incursión militar.
HERIDAS DE BALA
En la fachada de la vivienda de madera de Eusebia Paredes, que se dedica al cultivo de la papa, son evidentes los impactos de los proyectiles. Contamos 23 orificios. La casa de Paredes está ubicada a dos calles del domicilio de Olinda García Huarocc. Ella vivía con su esposo, Juan Prado, y sus hijos Isaías, de 26 años, y de Jesús, de 22. Pero en esa madrugada del 23 de mayo, Olinda García estaba solo acompañada de Isaías en el dormitorio. Isaías relató cómo fue que su madre recibió un impacto de bala en el cráneo que la mató al instante. Había cumplido siete meses de embarazo.
"Yo estaba durmiendo a pocos metros de la cama de mi madre cuando de pronto escuché varios disparos. En ese momento mi madre se levantó, y ni bien se irguió, cayó al suelo. He escuchado decir que ella sacó la cabeza por la ventana. Mentira. Me acerqué para auxiliarla, pero su cabeza estaba destrozada. Tenía los sesos desparramados. No pude hacer nada. Además, los militares seguían disparando por todas partes. Solo traté de esconderme, porque temía por mi vida", narra con consternación Isaías Prado García, hijo de Olinda García Huarocc.
En el comunicado oficial de la 31ª Brigada de Infantería, el alto mando señala que los militares no fueron autores del disparo que acabó con la vida de la pobladora. Y afirman que lo que se produjo en el pueblo Uchuy Sihuis fue un enfrentamiento con una columna senderista. Para probar la versión, el Ejército presentó a cinco jóvenes del pueblo a quienes acusó de senderistas.
No era cierto.
No hubo choque armado.
Algo falló.
A Yensi Huamantuco Meza, de 37 años, y madre de tres niños, un balazo le destrozó la clavícula derecha y las costillas.
"Los militares disparaban a matar. Escuchaba que la gente gritaba y pedía auxilio, pero al tratar de acercarme a la ventana recibí un balazo en el pecho, que me dejó moribunda. Me llevaron al hospital y luego me abandonaron. Ahora no puedo hacer nada debido a los intensos dolores", cuenta Yensy Huamantuco Meza.
Esa madrugada los militares detuvieron a Franco Aroné Aliaga, Rigoberto Aroné Reginaldo, José Chávez Hinostroza, Constantino Ureta Rojas, Michael Mendoza Méndez y Roberto Cárdenas. Los cinco han denunciado haber sido víctimas de torturas, una práctica que se creía erradicada de los institutos castrenses.
"Después de trabajar en la chacra todo el día, me dirigía a mi casa cuando unos amigos que bebían cerveza en una tienda me llamaron. Pasaron varias horas de la noche y seguíamos conversando y tomando hasta que estalló la balacera. Buscamos protección. No sabíamos lo que pasaba. De pronto unos encapuchados con fusiles en mano ingresaron como locos al local. '¡Tucos hijos de puta, dónde están los armamentos! ¡Todos al suelo, conchadesusmadres! ¡Al suelo, granputas!'. Yo traté de enfrentarlos por lo que hacían, pero en respuesta me cayó un culatazo en la cabeza y a punto de patadas me redujeron", relata Franco Aroné Aliaga, uno de los detenidos presentados como senderistas de la organización de los hermanos Quispe Palomino.
"Todos fuimos sacados a la carretera y nos ataron con un alambre los pies y las manos, como animales. En el suelo y en plena lluvia nos golpeaban en la espalda y cabeza. Hasta barro nos hicieron comer los militares", dice Rigoberto Aroné Reginaldo, otro de los arrestados.
El presidente del poblado de Uchuy Sihuis, Pedro Méndez Aliaga, espera que se investigue y sancione los excesos. "Todos fuimos brutalmente golpeados como animales y acusados injustamente de terroristas. ¡Señores, escuchen, nosotros no somos terroristas!, Uchuy Sihuis es una población tranquila que se dedica al cultivo de la papa, frutales y al ganado", afirma Méndez. Esa noche de los hechos llovió como nunca. Pero no fue suficiente para borrar las huellas del abuso.
CATERIANO: “JUECES Y FISCALES TIENEN TODAS LAS FACILIDADES PARA INVESTIGAR”
El ministro de Defensa, Pedro Cateriano, confirmó la información de La República sobre el relevo del jefe del Comando Especial del Vraem, general EP Leonardo Longa, por su presunta responsabilidad por el operativo en Uchuy Sihuis. Dijo que la decisión se basó en un informe preliminar sobre los hechos.
Cateriano también indicó que ha solicitado al jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Leonel Cabrera Pino, una investigación sobre el mismo caso para determinar responsabilidades.
El ministro dijo que lo que sucedió en Uchuy Sihuis no es comparable con casos similares durante el gobierno de Alberto Fujimori.
"En todos los operativos el ministerio ofrece facilidades a jueces y fiscales para que cumplan su misión, precisamente para que no se repitan errores del pasado. Las investigaciones en democracia se efectúan con absoluta independencia. Serán los jueces y fiscales los que establecerán las responsabilidades", dijo.(la república)