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domingo, 20 de marzo de 2016

"Cual bandada de palomas"

Foto: Beto Mendoza

Por: Dionicio Mantilla León

Nuevamente los centros educativos de todo el país abrieron sus puertas para albergar a millones de alumnos que llegan anhelantes del saber a unirse en un cálido abrazo de amor con sus maestros y maestras que, en el lapso de diez meses, les guiarán por el hermoso sendero de la educación, en pos de un horizonte de esperanza que les permitirá conducirse exitosamente en la vida.

Este año, más de 100,000 instituciones educativas a nivel nacional albergarán a 8’ 400,000 alumnos y 523,000 educadores que emprenderán una nueva jornada la que se presenta en medio de un contexto electoral que busca renovar a las autoridades de los poderes Ejecutivo y Legislativo. Nuevamente la niñez y juventud del Perú entonando jubilosos su bello cántico escolar se encontrarán con los libros y cuadernos, con sus entrañables compañeros, sus amados colegios y , este año, con la novedad del uso de la tecnología de un mundo en continuo avance y recambio que traen consigo nuevas exigencias, nuevos retos.

Pero, lamentablemente, también, se encontrarán con los viejos problemas, los deprimentes cuadros de siempre, las carencias y privaciones de infraestructura, mobiliario y materiales didácticos, la falta de maestros, maestros con remuneraciones miserables y, con un tratamiento inadecuado de currículum y metodología. Un cuadro indeseado que tiene una raíz que los gobernantes no quieren atender por estrategia política: el mezquino presupuesto de 3.5 % del P.B.I. contradiciendo lo recomendado por entidades supranacionales como: el Acuerdo Nacional, el Consejo Nacional de Educación y el Foro Educativo, que señalan como indispensable una asignación presupuestal anual del PBI del 6 %, como mínimo.

Este nuevo año lo iniciamos, además, con la ampliación a nivel nacional, de la Jornada Escolar Completa (JEC), es decir, el desarrollo de 10 horas más de clase a la semana, totalizando 900 horas, para el Nivel Inicial; 1, 000, para el Nivel Primario y, 1,200, para el Nivel Secundario. Una jornada, que, según el Ministro de Educación, Jaime Segura, “permitirá ampliar el número de horas a varias asignaturas para lograr con ello elevar la calidad educativa”.

Empero, la instauración de una JEC estructurada con un horario corrido tendrá un efecto contrario al objetivo planteado pues el atosigamiento con una carga excesiva de permanencia en las IE trae consigo el agotamiento físico y mental de los estudiantes y, por ende, el deterioro de su salud y disminución de su rendimiento académico, tema que se agudiza por la provisión de un erróneo plan de alimentación escolar. Exigir que un niño asista de las 7 a.m. a la 1 p.m., en Inicial y Primaria, y , de 7 a 3 p.m., en Secundaria, son 6 y 8 horas seguidas, a las que se agrega, una hora o más, de traslado (en el caso de la serranía) de su casa a la I.E. Algo torturante y abusivo e, incluso, motivo de penalidad para el gobernante que lo impone pues atenta contra los “Derechos del Niño y el Adolescente” ejes centrales de la educación.

La JEC comenzó a instaurarse de manera gradual desde el inicio del presente gobierno y no ha dado resultado tanto es así que pese a 5 años de instaurado seguimos a la cola del Programa de Evaluación PISA a nivel de Latino América y, lo que es peor, de acuerdo a la Evaluación Censal de Estudiantes_2015, aplicado por el MINEDU a estudiantes del segundo grado de Secundaria arrojó que sólo el 15% de ellos aprobó en Comprensión Lectora y, sólo, el 10% aprobó en Matemática (Diario: La República:14/03/16).

Una política educativa con la que discrepamos absolutamente por ser simplista e irreal pues el mejoramiento de la calidad educativa se consigue con el establecimiento de un horario racional de clases acorde con las necesidades e intereses del alumno y no del profesor o el gobierno debiendo ser discontinuo (mañana y tarde)de lunes a viernes y mediodía del sábado. Para elevar la calidad educativa debe considerar, también, factores importantes como: contar con docentes bien capacitados y remunerados; con un currículum acorde con el interés de los alumnos y la comunidad. Además, con un tratamiento pedagógico, estrategias metodológicas y materiales didácticos apropiados; con una infraestructura y mobiliario escolar adecuados. Y, en otro renglón y, sobre todo, con un alumno bien alimentado, saludable y con tratamiento psicopedagógico conveniente.

Los resultados obtenidos hasta ahora deben conllevar a sincerar las políticas educativas reconociendo que están mal estructuradas y, lo estarán, mientras no se tome en cuenta los factores señalados líneas arriba y no nos deshagamos del nefasto sistema ideológico neoliberal imperante que impide un tratamiento correcto a nuestra educación nacional, un negativo sistema defendido por todos los partidos políticos de derecha.