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domingo, 6 de diciembre de 2015

El comportamiento de los congresistas

Escribe: Dionicio Mantilla León

Hace unos días el Congreso de la República fue escenario de otro hecho bochornoso a los que nos tienen acostumbrados los mal llamados “padres de la Patria”. Mauricio Mulder, de las filas el partido aprista, y, Santiago Gastañaduí, de Gana Perú, se enfrascaron, no en un debate alturado y respetuoso tal como debía ser considerando el respetable cargo que desempeñan, sino en una bronca callejera muy propia de delincuentes convirtiendo la majestad del Parlamento en madriguera del lumpen profiriéndose insultos y hasta mentadas de madre.

De Gastañaduí primera vez que se conoce tal comportamiento, pero del congresista Mulder esto ya es característico justificando siempre su mal comportamiento afirmando que él “tiene calle y, si lo buscan, lo encuentran” a pesar de que, tal como se visualiza en you tube, quien iniciara la última bronca fue él. Pero no es el único caso que protagoniza este congresista pues en otras oportunidades ha llegado, incluso, a desafiar a los golpes a sus adversarios del Congreso, entre ellos a otro congresista bronquero, Daniel Abugattas.
Este negativo comportamiento viene motivando la censura de la ciudadanía y es un infeliz ejemplo para nuestra juventud que cree ver en nuestros políticos y congresistas los paradigmas dignos de ser emulados. Y todo el embrollo de la gresca se originó por que la comisión de Fiscalización, que integran los antes referidos parlamentarios, se encuentra investigando el tema del supuesto lavado de activos de Nadine Heredia, esposa del Presidente de la República.

Una investigación que se suma a las decenas de investigaciones que viene impulsando el Congreso de la República denotando así una excesiva preocupación por centrar la labor congresal en la investigación, incluso de temas intrascendentes soslayando importantísimos asuntos que tienen mucho que ver con la marcha del Estado peruano como la seguridad ciudadana que, hoy por hoy, se ha convertido en una auténtica pesadilla para el pueblo peruano, tampoco se analizan y debaten neurálgicos temas como el abandono y estado de miseria de nuestros pueblos fronterizos, fronteras que vienen siendo socavadas subrepticia y paulatinamente por todos los países vecinos.

Tampoco se analizan neurálgicos temas como la zonificación territorial, imprescindible para promover una minería responsable en paralelo con el fomento de una agricultura emergente y la eliminación de permanentes conflictos sociales. Menos aún se abordan asuntos como la Reforma Electoral, la Ley General del Trabajo, el Sistema Único de Remuneraciones, el Sistema Único de Salud, una auténtica Reforma Educativa, la Descentralización, entre otros; y, ni siquiera se tiene capacidad para elegir al Nuevo Defensor del Pueblo, bajo el argumento de que no hay tiempo, pero, eso sí, nuestros inefables congresistas tienen tiempo y se dan sus ínfulas para crear “comisiones investigadoras” para un abrumador número de casos en una suerte de paralelizar la labor del Poder Judicial.

Y es que integrar comisiones investigadoras da publicidad y primeras planas en los medios noticiosos para, de esta manera, nuestros “padres de la Patria,” ubicarse expectablemente en la “cresta de la ola” y mantenerse en el mundo de la política para tentar eventuales reelecciones congresales, y , si es con broncas y mentadas de madre mejor, tan igual como los escándalos faranduleros en donde una “sacadera de vuelta” o las broncas callejeras protagonizadas por actores y bailarinas es requisito para lograr un contrato televisivo con remuneración de miles de dólares.

Lo referido no significa, de modo alguno, que el Congreso de la República no se aboque a la fiscalización a través de acciones investigativas, pero esta debe ser de asuntos trascendentes y que tengan que ver con temas relacionados con la seguridad del Estado, trasgresiones a la Constitución Política o casos de deshonestidad cometidos por funcionarios públicos de alto nivel. Lo que debe tomarse como eje fundamental de la labor del Poder Legislativo es legislar, tarea que no es desarrollada a plenitud. Tampoco, es desarrollada a cabalidad la otra función que le es inherente, como es la representación.

Sin temor a equivocarnos la actuación de la mayoría de los actuales congresistas de la República es decepcionante. Con muy escasas excepciones los actuales congresistas no deben ser reelegidos y quienes los reemplacen deben reunir las cualidades que un verdadero parlamentario debe tener. Para ello existen modelos a los cuales debemos mirar entre ellos, en el pasado, Tribunos como nuestro querido paisano, Dr. José Faustino Sánchez Carrión o Toribio Rodríguez de Mendoza, Hipólito Unanue y muchos más, y , en el pasado reciente, Abelardo Gamarra Rondo, Raúl Porras Barrenechea, Valentín Paniagua, Luis Alberto Sánchez, entre muchos más; personajes que han dejado una imperecedera huella en el azaroso mundo de la política y el Congreso peruanos.