Devoción. La fe de los peruanos no tiene límites. La llevan a todos los rincones del mundo a donde llegan para cumplir sus sueños. Han formado 462 hermandades y realizan procesiones en Japón, Australia, Estados Unidos y otros países.
Escribe: Leidy Yaya
Para muchos de los compatriotas que dejan el país siguiendo sus sueños, la fe en su dios lo es todo: los ayuda, los acompaña y mantiene de pie. Especialmente su fe en aquella imagen de un Cristo moreno que cada octubre cubre de morado Lima y desde hace algunos años también 462 ciudades del mundo.
La devoción al Señor de los Milagros crece cada año. Se inició en Lima hace casi cinco décadas, con la formación de la primera Hermandad. Luego llegó a los países vecinos y de allí a cada rincón del planeta.
Incluso en la Antártida, donde hay una imagen en un pequeño oratorio de la misión científica peruana, que cada vez congrega a más personas. Muchos son extranjeros de paso que se detienen a ver el cuadro de aquel Cristo crucificado con rasgos peruanos.
El propio personal de la Marina, en un gesto de agradecimiento por los milagros recibidos en el territorio helado, le han creado un candelabro con balas de cañon.
¿Cómo llegó a la Antártida? El técnico de primera AP, Ricardo Pacheco, miembro de la Cuadrilla 13 de la Hermandad del Señor de los Milagros, tuvo la idea y la compartió con el Comandante AP Mauro Cacho de Armero, quien también es miembro de la Hermandad. Ambos gestionaron los permisos y en poco tiempo lograron lo imposible: incluir en la expedición científica a quien consideran su guía: el Cristo de Pachacamilla.
Ese viaje en especial fue muy difícil. Hubo mal tiempo, se debió hacer varias escalas y mucho material se estropeó, pero por situaciones que nadie puede explicar, el avión que trasladó la imagen a Chile y luego el barco que completó su travesía hasta la Antártida, llegaron sin novedad.
Seguidores en Japón
Otro de los lugares a donde los peruanos han llevado su devoción es Japón. Ahí, cada 16 de octubre sacan en hombros a la imagen del Señor de los Milagros, ante el asombro de los japoneses que agachan la mirada en señal de respeto.
En este país, solo el 0.5% de la población profesa la religión Católica.
“Al comienzo solo eramos un par de personas y nos miraban como si hiciéramos algo extraño; ahora somos un grupo grande. Incluso hay japoneses que aseguran haber conseguido un milagro”, señala Carmen Beingolea Saldaña.
La imagen sale de la iglesia de Midorigaoka acompañada por fieles que visten hábitos morados y realizan cánticos en español, además del tradicional himno al Señor.
Durante el mes morado, otras iglesias de Japón, como Sumiyoshi, Kobe-Shi, Higashinada-ku, Sumiyoshi-Miyamachi, Gyoda, Saitama-Ken, Gyoda-Shi y Asahi-cho se unen a las celebraciones peruanas.
Incluso las principales autoridades, a pesar de no profesar una religión en particular, acompañan la procesión y le realizan homenajes.(la república)