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domingo, 6 de julio de 2014

¡Su majestad: El Maestro!

 

Por: Dionicio Mantilla León

Es 06 de julio y las campanas de las escuelas comienzan a tañer con mayor fuerza y alegría, mientras, en los jardines escolares las flores se colocan sus mejores trajes y en las aulas, los niños y los jóvenes dibujan en sus rostros sus más hermosas y tiernas sonrisas de gratitud. Y es que hoy la Patria celebra un día muy especial, un día muy especial. Sí, ha llegado el día de rendir homenaje al maestro. A SU MAEJSTAD, EL MAESTRO.

¿Quién en el transcurrir de su vida no ha poseído alguna vez algo muy preciado considerándolo como una joya o un tesoro digno de admiración?¿Una joya o tesoro del que no quisiéramos desprendernos, vender o regalar. ¿Quién en un incomparable acto de generosidad y altruismo, puede ser capaz de entregar su tesoro a los demás? ¿Quién en suma puede convertirse en émulo del GRAN MAESTRO DE MAESTROS, JESÚS, NUESTRO AMADO SALVADOR? ¿EL HIJO DE DIOS QUE FUE CAPAZ DE COMPARTIR CON AMOR LA SABIDURÏA DE SU DOCTRINA?

Es entonces que nuestra mente y corazón responden al unísono: SÍ, existe en el mundo y en la Patria Peruana un personaje, hombre o mujer, que nutridos de generosidad y vocación, entregan parte de su vida, a formar con tesón a aquel contingente de ciudadanos del futuro que la sociedad peruana necesita para continuar su incesante devenir. Sí, es: ¡SU MAJESTAD: EL MAESTRO! Un ser que imbuido de amor comparte solidariamente con sus segundos hijos su refulgente tesoro: La sabiduría de sus conocimientos y su amor.

Es el maestro, el trabajador de la Educación. Aquel personaje que como Cristo, es valorado en grado sumo y menospreciado a la vez. Es el Maestro, que como Jesús, deja la comodidad y los privilegios de la ciudad para adentrarse en las entrañas del Perú Profundo para rescatar de la ignorancia a los desposeídos de la Patria entregándoles la luz de los valores humanos.
Es el Maestro, que pintando cada día va, de blanco su tersa cabellera, llevando de la mano a sus discípulos por los senderos del bien, sorteando con coraje los mil obstáculos que coloca el destino. Es el Maestro, que tras las heladas cumbres de los Andes, la enmarañada selva y los atosigantes arenales de la Costa, va sembrando la semilla de la ilusión y la esperanza en el fértil corazón y mente de sus discípulos como hace dos mil años lo hiciera Jesús de Nazareth.

Arribamos al 6 de julio y nuestra memoria se refresca con los pasajes de la historia recordando que fue el Presidente Manuel Apolinario Odría quien instituyera un 6 de julio de 1953, el Día del Maestro, en recuerdo de la creación, por el General José de San Martín, de la Primera Escuela Normal realizada un 6 de julio de 1822. Arribamos al 6 de julio y nuestro corazón palpita de gratitud por la huella que dejaron probos maestros como José Faustino Sánchez Carrión, José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, Julio Chiriboga Vera, José Antonio Encinas, Horacio Zevallos Gámez, Ricardo Dolorier Urbano, Emilio Barrantes, Augusto Salazar Bondy, entre otros.

Arribamos al 6 de julio y frente al triste panorama del deplorable estado de la infraestructura escolar en otros lugares del país, observamos alegres como en Huamachuco se van erigiendo, gracias a la gestión municipal actual, un medio centenar de locales escolares con paquetes educativos integrales; obras que solucionarán el grave problema de la carencia infraestructural escolar de la provincia. Más, el motor de la educación no se echará a andar en ningún pueblo si es que contamos simplemente con un profesor o docente, el pueblo requiere de un MAESTRO, ES DECIR DE UN PROFESOR IMBUÍDO DE MÍSTICA Y CAPACIDAD.

¡Sí! El pueblo no necesita de profesores irresponsables que a sus escuelas lleguen los martes y se retiren los jueves, cobardes que renuncien al toparse con las privaciones y sinsabores que nos ofrece el campo o que le tengan miedo a las evaluaciones para ascender de nivel magisterial, sino uno especial que ame su profesión, responsable y que las carencias del campo las convierta en el precioso cáliz de calidad de vida para todos y ejemplo de capacidad y superación de sus alumnos. El pueblo no requiere tampoco de profesores sumisos ante la autoridad corrupta y abusiva, sino de sana de rebeldía contra el abuso y la injusticia, que así como es fiel cumplidor de sus obligaciones sea un enérgico luchador por sus derechos laborales, pero jamás un cultor de la violencia.

El día de hoy renovamos nuestro fraternal saludo a todos los maestros del Perú y el ande liberteño haciendo votos porque algún día la educación se convierta en la herramienta milagrosa que nos permita lograr la real transformación de la Patria sobre la base de la igualdad, la libertad y la justicia social. ¡FELIZ DÍA, MAESTROS DE HUAMACHUCO Y EL PERÚ!