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domingo, 20 de abril de 2014

El valor de ser cristiano

Semana Santa en Huamachuco. Foto: Beto Mendoza.
 
Por: Dionicio Mantilla León
 
Nos encontramos culminando una semana dedicada a recordar con unción un gran acontecimiento para el mundo cristiano. Un acontecimiento que significa la ratificación de Jesús a la categoría de Hijo de Dios por lo sublime de su vida y lo trascendente de su martirologio, muerte y resurrección. Un acontecimiento que marca la esencia de nuestra existencia humana y que cada día que pasa nos obliga a meditar en el valor de ser cristiano. ¿Pero, en qué consiste el valor de ser cristiano?
 
Hurgando en las páginas de las Sagradas Escrituras encontramos bellos pasajes de la vida de Jesús el Cristo, que marcan la pauta de su mensaje:
 
Deseando Jesús juntarse con sus discípulos que se encontraban en una barca fue hacia ellos caminando sobre el mar. Al verlo andar de esa manera se asustaron. ÉL les dijo entonces: “¡Ánimo! ¡Soy yo! ¡No temáis!” Entonces, Pedro respondió: “¡Si eres tú manda que yo vaya a ti sobre el agua!” Jesús le dijo:” ¡Ven!” Y Pedro descendió de la barca y anduvo sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al recibir la terrible fuerza del viento tuvo miedo y empezó a hundirse. Entonces gritó: ”¡ Señor, sálvame!” Al instante, Jesús, le tendió la mano y le dijo: ” ¡ Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”.
 
De esta manera Jesús da la pauta esencial de quien desea ser cristiano. En efecto, ser cristiano es tener fe en ÉL. La FE, que significa conciencia absoluta de la grandeza divina de Jesús, el Hijo de Dios; que significa tener confianza plena de que ÉL nunca nos abandonará, por cuanto, con ser el único intermediario o intercesor ante Dios, se atenderán nuestras peticiones por más imposibles que parezcan, si es que lo pedimos con devoción y seguridad. La Fe, que es la herramienta fundamental que nos permite fortalecer nuestro espíritu y creer firmemente que EL estará con nosotros en los momentos más difíciles y aciagos de nuestra existencia. La Fe, aquel sello indispensable del ser cristiano, el arma y el escudo que nos permite afrontar los riesgos y las vicisitudes que nos presenta el destino. Cuán certeras son aquellas frases bíblicas: “El Señor es mi pastor, nada me faltará”, “Dios es mi amparo y fortaleza todo lo puedo en ÉL”. Y es que la FE es el requisito esencial, junto con el arrepentimiento sincero, para lograr el perdón de nuestros pecados y por ende nuestro merecimiento para estar junto a ÉL cuando muramos.
 
En una ocasión cuando Jesús predicaba dijo sus seguidores: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mi” “Si me amáis guardaréis mis mandamientos” entonces uno le preguntó: ” ¿Y cuál es el primer mandamiento de todos?” a lo que Cristo le contestó: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y todas tus fuerzas”, y ,el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay mayor mandamiento que estos.” “Sólo el que me ama guardará mis palabras y mi Padre lo amará, y vendremos a él y habitaremos en él.”
 
En estos días de recogimiento y meditación los que nos consideramos cristianos seamos: Católicos, Adventistas, Testigos de Jehová, Pentecostales, asambleístas o de otras iglesias evangélicas debemos tener presente que ser cristiano es tener Fe en ÉL, ser consciente que es Hijo de Dios. Ser cristiano es un mérito, un galardón, algo muy valioso, por ello debemos portarnos como tales, amarlo y seguir su doctrina. Debemos tener presente que ningún grupo religioso se puede irrogar el mérito de ser el detentador de la verdad absoluta, que ninguna iglesia debe despreciar, minusvalorar o burlarse de otras con calificativos como: “sectas”, “iglesias inmunda o mundana”. Cada quien practica su cristianismo según su propia concepción religiosa siempre y cuando acepte la existencia de un solo Dios verdadero que es Yavé o Jehová y, a Jesús, el Cristo, como su único Intercesor o intermediario ante ÉL.