Foto: Beto Mendoza
Por: Dionicio Mantilla León
Cuenta una antigua leyenda que hace un tiempo en un Reyno lejano un apuesto príncipe deseando conquistar el amor de una bella princesa le pregunta: “¿Qué deseas como regalo de cumpleaños? Dime y te lo daré aunque sea algo imposible de conseguir”. ”¿Serás capaz de ello?_ le respondió la princesa. ¡Te lo juro!_ respondió el joven enamorado. _ ¡Entonces, entrégame el corazón de tu madre! _ propuso la caprichosa princesa. Atrapado en su propia promesa el joven se retira totalmente desconsolado. Minutos después, va junto a su madre y le arranca el corazón huyendo rápidamente del lugar con tan mala suerte que cae a un hoyo en el camino, lastimándose.
De pronto, se oyó una angustiada voz, que cortando el oscuro y silencioso manto de la noche, pregunta angustiada: “¿Qué te pasó hijito? ¿Te hiciste daño? Era la amorosa voz de la madre que desde el más allá exclamaba preocupada por lo ocurrido a su querido hijo pese a haber sido él su propio asesino.
Y es que el amor de una madre es así. Pero, es decir, de una autentica madre, no de aquella que sólo es progenitora, carente de sentimientos y trae al mundo seres a los que luego los hace infelices. El amor de una verdadera madre va más allá de lo comprensible. Es inconmensurable. Capaz de perdonar lo imperdonable. Capaz del más increíble sacrificio. Una madre es símbolo del más sublime amor, sólo semejante, en pureza, a un ángel del cielo.
Desde el momento de la concepción recibe en su ser el generoso regalo de la vida trazando así un insondable hilo que la unirá por siempre a sus hijos, fruto de esa maravilla natural como es la unión amorosa de un hombre y una mujer.
Un hilo acerado e invisible que jamás se romperá y, conforme pasan los años, se fortalecerá cada vez más, tanto así, que ni la muerte con su misterioso poder, podrá romper jamás pues la voz de ella, anidándose divinamente en nuestra conciencia enrumbará para siempre nuestros pasos para no caer en el profundo hoyo del fracaso.
Y es que el vocablo, MADRE: SON CINCO JOYAS DE AMOR: M: Maternidad. A: Abnegación. D: Dignidad. R: Refugio. E: Ejemplo.
MATERNIDAD, con todo lo que ello significa como misterioso acontecimiento de la germinación de aquella joya maravillosa, como es la vida. ABNEGACIÓN, aquel admirable sacrificio en favor de los hijos, virtud propia sólo de los seres extraordinarios. DIGNIDAD, entendida cono la valoración de su personalidad. REFUGIO, como bastión protector ante los peligros que nos presenta el mundo. EJEMPLO, aquella virtud que día a día lo practica como primera maestra de los hijos.
Cinco virtudes o joyas que encontramos día a día en la madre que con sus caricias nos va insuflando aquel exquisito manjar de la vida y la superación hacia un mejor destino.
En esta oportunidad, rindo mi ferviente homenaje a todas las madres del mundo y del ande liberteño que, día a día, como baluartes de la familia y la sociedad construyen los cimientos de aquel maravilloso edificio de la prosperidad y el desarrollo del país. ¡Feliz día de la madre!